La emoción de lo sublime
Lo sublime es pensado, por Kant, con relación a la naturaleza, de allí que lo colosal sea el criterio de lo sublime visto desde la perspectiva de la magnitud. La vista de una montaña que se alza sobre las nubes o la descripción de una tempestad furiosa producen agrado unido al terror. La noche es sublime cuando la temblorosa luz de las estrellas atraviesa las sombras y la luna se encuentra en el horizonte solitario. Un sentimiento sublime arrastrará sensaciones de amistad, de desprecio del mundo y eternidad[2]. No dice Kant.
Para
que lo sublime se manifieste en toda su impresión, con la fuerza apropiada, es
necesario que el individuo posea en sí el sentimiento de lo sublime. El cual es un sentir indeterminado, porque es
un placer mezclado con pesar, un placer que proviene del displacer.
Lo
sublime es la relación en que lo sensible, en la representación de la
naturaleza, es juzgado idóneo para un uso suprasensible de éste[3].
Es un agrado inmediato por oposición a los sentidos. En este sentido, lo
sublime es aquello que agrada de manera inmediata al resistirse al interés de
los sentidos[4],
de lo sensible.
Tal
como lo describe Kant, lo sublime despierta la idea de un absoluto, que puede
ser pensado como una idea de la razón sin intuición sensible. Pues la facultad
de representación, la imaginación, no logra suministrar una representación conveniente
de esa idea[5].
Aun cuando el sentimiento de lo sublime pertenece a la reflexión, la naturaleza
de este sentimiento conmueve. La expresión del sujeto dominado por tal
sentimiento se hace seria, fija y asombrada. Pues, lo sublime está acompañado por
cierto terror, por una melancolía; en algunos casos, por un asombro tranquilo,
y en otros, una disposición del ánimo que embarga a este sentir[6].
Al
primero lo denomina Kant, lo sublime terrorífico; al segundo, lo sublime noble;
y al tercero, lo sublime magnifico. Por ejemplo, la cólera desatada de un
hombre aterrador es sublime, pues ésta produce una emoción, al mismo tiempo, terrorífica y
placentera[7].
La
visión de lo sublime, para Kant, se remite a lo absolutamente grandioso y esta
connotación abarca el sentido de magnitud. “Una soledad profunda es sublime,
pero de naturaleza terrorífica… Lo sublime ha de ser siempre grande… Un largo
espacio de tiempo, es sublime; si éste corresponde al pasado resulta noble, si
se lo considera en un futuro incalculable contiene algo de terrorífico”[8].
Lo
sublime es un exceso, un desbordamiento que sobrepasa la forma y se dirige al
infinito. Una gran altura es tan sublime como un gran abismo, que es acompañada
por una sensación de estremecimiento y de asombro. Esta es una sensación sublime
y terrorífica[9].
En
este sentido, lo sublime es el punto donde se pierden las formas. Aquello que
es absolutamente grande capaz de imaginar el infinito, que atrapa la
resistencia que se opone al interés de los sentidos. Lo sublime kantiano rebasa
la capacidad del entendimiento, sobrepasa al espectador causándole una
sensación de displacer. Puede solo darse en la naturaleza, en la contemplación abrumadora
que por su desmesura sobrepasa nuestras capacidades.
Lo
sublime es algo súbito y sin porvenir, se encuentra en las vecindades de la
demencia. La tragedia excita este sentimiento, ya que se nos muestra el magnífico
sacrificio en aras del bien ajeno, la decisión audaz y la fidelidad probada. El
amor en la tragedia es melancólico, delicado y lleno de respeto. Las desgracias
de los demás despiertan en el espectador sentimientos compasivos y hace que su
corazón lata con desdichas extrañas. Ante la tragedia nos sentimos conmovidos e
íntimamente vemos la dignidad de nuestra vulnerable naturaleza.
Las
ideas de la razón, en lo sublime, reinan por encima del caos del fracaso de la
imaginación. La inteligencia es sublime, la audacia es grande y sublime, las
cualidades sublimes infunden respeto. La emoción de lo sublime es más poderosa
que la de lo bello.
Lo sublime se halla en un objeto sin forma, en cuanto en él es representado lo
ilimitado.
Lo
sublime es una proyección del sujeto, un estado del espíritu que se da cuando
la forma sensible sobrepasa la capacidad de aprehensión de la imaginación. La
razón funciona como soporte y extensión de aquélla hasta fusionarse con ella.
En este aspecto, el espíritu excede a las representaciones y se quiebra con los
límites sensibles.
Para
Kant, lo sublime se encuentra en el espíritu del individuo, que no puede
aprehender ciertos aspectos de la realidad sensible. La infinitud que experimenta
el sujeto capta la potencialidad de expandir la imaginación, capta la sensación
de desbordamiento hacia lo infinito que tiene lugar en su interior, y no en la
naturaleza. Lo que se llama sublime en la naturaleza y que está fuera de
nosotros, por ejemplo, ciertos afectos, es representado como un poder del ánimo,
para sobreponerse a obstáculos de la sensibilidad mediante principio humanos, y
así llega a ser interesante”.
Esta
experiencia, de perplejidad, de pena, de absoluta conmoción nos ubica en la
traducción del sentimiento que surge al concebir lo infinito del mundo
suprasensible. Es la experiencia dada por la potencia de la razón. En el
pensamiento de Lyotard, lo sublime, tanto en su momento moderno (como el germen
de lo posmoderno) como en su momento posmoderno, representa una aporía de la
razón.
Obed
Delfín[13]
Coordinador-Investigador DATPA
[1] La obra es de
Luisa Palacios “Figuración Roja”, 1962. Foto del el autor.
[2] Cfr. I. Kant.
Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime, México, Editorial
Porrúa, 1991, p. 134.
[3] Cfr. I. Kant. Crítica de la facultad de juzgar, Caracas, Monte
Ávila Editores, 2006, p. 202.
[4] Ibid. p. 203.
[5] Cfr.
J. F. Lyotard. Lo inhumano (charlas sobre el tiempo), Buenos Aires, Editorial
Manantial, 1998, pp. 102-103.
[6] I. Kant. Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y
lo sublime, México, Editorial Porrúa, 1991, p. 134.
[7] Ibid, p. 137.
[8] Ibid, p. 135
[9] Ibid, p. 135.
[10] Ibid, p. 136
[11] Ibid, p. 136.
[12] I. Kant. Crítica de la facultad de juzgar, Caracas, Monte
Ávila Editores, 2006, p. 208.
[13] Email: obeddelfiniartes@gmail.com -
+58-4149138602
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